Entre tantas soledades y nostalgias
he venido a derramar (amor el alma)
y sin prisa he claudicado,
ante todo lo que he amado…
como al eco tan sereno de tu voz
Esas veces sostenida a tus pilares
como si fueran umbrales (al desnudo)
donde al fin he resistido,
los inviernos y el olvido…
sin haberme despedido de tu amor
Ay que pena la que llevo aquí arraigada
soportando aquel reloj y sus campanas,
anunciando que las horas,
me han mirado tan absortas…
y no entienden vida mía este dolor
Esta loca condición de estar sin dueño
y ese eterno despertar en mis desvelos,
deshojando madrugadas,
y empapando mis miradas…
de una lágrima que escurre sin control!
Eileen
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